Final y principio

     Un día elegí cambiar. Decidí que el lugar a donde estaba y mi modo de interactuar con la vida no me satisfacían. Sentía que la vida me pasaba por arriba y yo me acomodaba a lo que sucediera. No toleraba sostener ningún conflicto, posponía mis intereses y me dejaba llevar instalado en un rol pasivo que hacia que me sintiera subestimado y que la gente pensara que si tenía ideales era porque alguien me los había metido en la  cabeza y no por convicción propia.

     Mi incondicionalidad hacia las personas también me hizo ganar amigos y sostener relaciones, solo por el hecho de estar cuando alguien me necesitaba me hacia un personaje útil  y siempre se daba por descontado  que yo estaba dispuesto y disponible sin importar demasiado que cosas me estuvieran pasando a mí.

    Lentamente comenze a tener el control de lo que pasaba a mi alrededor, primero estaba totalmente irritable, y mis reacciones ante los conflictos eran quizás un tanto desmedidos. Pero con el tiempo me plante en un lugar  muy cómodo para mí. Desde este lugar de la lógica enfrento los conflictos diarios que mi vida me plantea, desarticulo intentos de manipulación basados en exageraciónes o simples deformacíones de la realidad. Desde aquí veo todo claro, en general nunca me quedo sin decir lo que pienso. Supongo que todos estos cambios afectan directamente mi sistema de relaciones de una manera radical. 

Sigo siendo incondicional pero solo para las personas que no solo me visitan cuando necesitan algo, mis convicciones son las mismas de siempre y hoy más que nunca son MIAS. 

Ahora tengo menos amigos, me moví, cambie, creci, estoy convirtiéndome en lo que quiero ser. Si una relación no tolera el crecimiento y uno de sus pilares era mi pasividad pues ya no podre ser funcional a ese vínculo.

La gente que quiero a mi alrededor es la que me respesta, me reconoce como individuo, me entiende, me perdona y confía en mí.

Convención sobre los saldos de alimentos en tertulias


En las fiestas y en cualquier otra oportunidad muchas veces vamos a comer a casa de amigos o recibimos en nuestra casa a nuestros afectos para agasajarnos con un banquete. Hay algunas variantes sobre como se maneja el tema de los alimentos a consumir.

Caso 1  "a la canasta"
Cada grupo aporta determinada cantidad de comida para propio consumo y para compartir.

Caso 1.1 "a la canasta discriminada"
Se divide al evento en ENTRADA, BEBIDA, PLATO PRINCIPAL y POSTRE. Los grupos de comensales se hacen responsables, previo acuerdo, de cada área a cubrir.

Caso 2. "pedimos algo"
Es una de las maneras más sencillas, se pide el alimento y la bebida por teléfono y simplemente se divide la cuenta final.

Caso 3 "dividimos"
El dueño de casa compra todos los ingredientes y luego divide la cuenta entre los participantes descontado los productos comprados aparte por los invitados.

Existe una polémica sobre que hacer con lo que sobra, para este manual de buen comportamiento esta más que claro sobre qué hacer al respecto. Los sobrantes quedan en la casa donde se realizo el evento, por más que sean las cuentas divididas el anfitrión posee el derecho adquirido de decidir que hacer. Puede no decir nada y todo queda en la heladera de casa para el otro día o puede, por diferentes razones, optar por entregar algunas sobras a los demás concurrentes.



Algunos comensales realizan grandes esfuerzos para consumir todo lo adquirido y así hacer rendir al máximo su inversión poniendo en riesgo, en ocasiones, su salud estomacal.

¿Qué lamentamos no haber hecho antes de morir?


El estudio surge de testimonios de vida de las personas que estuvieron al borde de la muerte por diferentes motivos y que fomentan los balances en positivo que los individuos nunca se atreven a hacer si no han pasado por ese trance. Entonces, en ese instante en que se está a punto de cruzar el 'túnel' del que hablan los seres que se recuperan, surgen las cosas de las que nos arrepentimos antes de morir y las acciones que debiéramos hacer si la vida nos diera otra oportunidad.
Este es el planteo que hace Bonnie Ware, una persona que durante muchos años estudia e investiga aquello que los profesionales llaman 'cuidados paliativos', en los enfermos terminales. En un artículo periodístico publicado en La Vanguardia, de España, se precisa que la obra de Ware, que lleva como título Regrets of the dying -podría traducirse como los lamentos de los moribundos-, expone las cinco razones más típicas de remordimiento de aquellos seres que están en el tramo final de la vida, sin ninguna opción de reconducirla por mucho que hayan hecho y deshecho en la carrera de los años y de la subsistencia.
Según Bonnie Ware, estos son los cinco arrepentimientos mayormente expresados antes de morir:
  • 1. "Me gustaría haber tenido el valor de vivir una vida fiel a mís conceptos y no la vida que otros esperaban de mí"
Es el lamento más usual de los moribundos, debido a que tras el balance de vida muchas personas evidencian que no han podido cumplir una mínima parte de sus sueños. Esto obedece a que eligieron lo que creían que debían hacer, en lugar de lo que realmente querían hacer.
  • 2. "Me hubiese gustado no haber trabajado tan duro"
Es el clamor más frecuente entre los hombres, que hubiesen querido haber pasado más tiempo junto a su familia viendo crecer a sus hijos, en lugar de pasar tanto tiempo en sus puestos de trabajo.
  • 3. "Me gustaría haber tenido el valor suficiente para manifestar mis sentimientos"
Estas personas que se cohibieron de expresar sus sentimientos para no enfrentarse a quienes los rodeaban se arrepienten de conformase con vivir una existencia pobre y amarga, en la que no fueron ellos mismos.
  • 4. "Me hubiese gustado mantenerme en más contacto con mis amigos"
Similar a las personas que se arrepienten de haber dejado a un lado a sus seres queridos, es muy habitual reprocharse no haber cuidado lo suficiente aquellas amistades importantes. Cuando ya se está en el trance final es imposible recuperar el tiempo perdido.
  • 5. "Me gustaría haber sido más feliz"
Es el lamento más triste de los moribundos que prefirieron engañarse a sí mismos y continuar con unas existencias en las que no eran felices, en lugar de luchar contra todos los miedos y cambiar de vida.
Según Ware, es bueno que todas las personas que están en la plenitud de sus condiciones reflexionen a tiempo para cambiar sus propósitos y puedan reconducir la marcha de los años para que en el momento de enfrentar la muerte, puedan partir tranquilos con el recorrido a lo largo de la vida.

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Valoración


Un gran cuento para valorar lo que tenemos



El dueño de un pequeño negocio, amigo del gran poeta Claudio Martinez Payva, cierto día lo encontró en la calle y le dijo: señor, estoy necesitando vender mi casa, que usted tan bien conoce. ¿Me podría redactar el aviso para el diario?

Martinez Payva tomó lápiz y papel, y escribió:


“Se vende encantadora propiedad, donde cantan los pájaros al amanecer en las extensas arboledas.
Rodeado por las cristalinas aguas de un lindo riachuelo.
La casa, bañada por el sol naciente, ofrece la sombra tranquila de las tardes en la baranda.
Los ambientes son espaciado y claros, propicios para la meditación y la calma mental ”


Algunos meses después, el poeta se encontró con el comerciante, y le preguntó si ya había vendido la casa.

No pensé más en eso, dijo el hombre. ¡Después de que leí el aviso me di cuenta de la maravilla que tenía!

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fuente: 
http://www.taringa.net/posts/salud-bienestar/13330625/Un-gran-cuento-para-valorar-lo-que-tenemos.html