Cuando cumplí 14 años, esperaba algún día tener una novia. A los 16 tuve una novia, pero no había pasión. Entonces decidí que necesitaba una mujer apasionada y con ganas de vivir. En la universidad salí con una mujer apasionada, pero era demasiado emocional. Todo era terrible, era la reina de los dramas, lloraba todo el tiempo y amenazaba con suicidarse. Entonces decidí que necesitaba una mujer estable. Cuando tuve 25 años encontré una mujer muy estable, pero aburrida. Era totalmente predecible y nunca la excitaba nada. La vida se hizo tan monótona que decidí que necesitaba una mujer más emocionante. A los 30 encontré una mujer excitante, pero no pude seguir su ritmo. Iba de un lado a otro sin detenerse en nada. Hacía cosas impetuosas y coqueteaba con cualquiera que se le cruzara. Me hizo tan miserable como feliz. De entrada fue divertido y energizante, pero sin futuro. Entonces decidí buscar una mujer con alguna ambición. Cuando llegué a los 36, encontré una mujer inteligente, ambiciosa y con los pies sobre la tierra. Decidí casarme. Era tan ambiciosa que me pidió el divorcio y se quedó con la mitad de lo que yo tenía. Ahora, después de los 40, me gustan las mujeres con tetas grandes, buen culo…, y punto. Por fin maduré.


UD es un groso!!!
ResponderBorrarGracias por tan bellas historias y enseñanazas de vida!!!
Un calido abrazo y espero la proxima refleccion sobre esta vida que podría ser tan sencilla pero nos empeñamos en complicarla!!!
Las mujeres son para desilusionarse, por eso yo salgo con potos.
ResponderBorrarPorque la vergüenza no es ser poto, es comprarle ropa al perrito.