La niña comenzó a visitar a su
prima con más frecuencia, inclusive varias veces que esta no estaba ella se
quedaba allí jugando con sus muñecas. Ella podía usar el juguete cuanto
quisiera, sólo había una sola cosa que no le estaba permitida. Cada habitación
tenía su propio sistema de iluminación a velas, ella nunca lo había visto
encendido pero esto era algo terminantemente prohibido. Este acto crepuscular
tan sublime era guardado celosamente por su prima quien se lo había dejado en
claro en varias oportunidades.
El tiempo en lo de su prima
siempre era poco, llegaba de muy buen humor y se iba triste, realmente amaba
pasar el tiempo jugando. Sabía que poder tener algo así para ella era algo
improbable, la casita ya tenía dueña. Pero resulto que un día su prima y su tía
debieron abandonar la ciudad, y la niña y su familia debieron quedarse como
caseros.
Cuando a la niña le dieron la noticia le brillaron los ojos, por un
tiempo iba a tener la oportunidad de hacer suyo ese objeto único. Ella sentía
que era la segunda mejor cosa que le podía pasar al respecto de la casa, si no
podía ser suyo al menos podría sentirlo así por un tiempo.
Así fue que se adueñó del lugar de
manera meticulosa, avanzando de habitación en habitación volvió a recorrer la
maqueta de madera y se sintió fascinada, la primer noche tuvo ganas de encender
las velas pero se contuvo. La segunda noche no pudo conseguir los fósforos pero
la tercera se hizo de un encendedor y espero que todos se vayan a dormir. Con
mucho cuidado comenzó a encender las pequeñas farolas del juguete, la habitación
se ilumino con una luz amarilla casi anaranjada que bañaba las paredes y el
rostro de la niña que abría los ojos hipnotizada por lo que veía. Las luces
hacían que los pequeños muebles emitieran sombras en el piso dándole otro nivel
de realidad a todo este asunto. Ella congelada miraba sin pestañar, se alejó
para ver mejor y se dio cuenta que desde una de las farolas comenzaba a asomarse
una llama que debería estar contenida pero no lo estaba. Ahí se dio cuenta,
comenzó a tomar conciencia de que esto le había sido prohibido pero ella había
decidido hacerlo de todas formas. Si hubiera actuado en ese momento hubiera
extinguido la llama con el dedo o con su propia salivación pero no fue así.
Espero. Se dio media vuelta y dejo de mirar la casa, corrió y se metió en su
cama. Pensaba que nada pasaría, que el fuego se apagaría solo o no avanzaría.
Empezó a pensar en otra cosa cuando comenzó a sentir olor a quemado. Era la
segunda señal que recibía, la casa de alguna manera intentaba llamar la atención
de la niña quien seguía ignorando la situación. Si se hubiera hecho algo en ese
momento los daños hubieran sido leves, aún había tiempo de remediar la situación
pero no había nadie que lo hiciera. Luego apareció un poco de humo, lo que había
sido una pequeña llama ya estaba tomando la habitación principal y al arder las
cuerinas del mobiliario se generó humo negro difícil de ignorar. Pero la niña lo
hizo otra vez, lo ignoro esperando que esto se solucione solo. Por supuesto el
fuego siguió avanzando, al tomar los pisos de pinotea de la planta alta las
llamas comenzaban a tener una altura considerable y a emitir ruido, era la
madera que crujía al consumir el delicado combustible. Las señales de que algo
malo estaba pasando eran ya obscenas, sólo un estúpido podría ignorarlo y no
hacer nada al respecto viendo que lejos de desaparecer todo se iba agravando. La
niña no era estúpida pero vaya a saber por qué razón siguió prefiriendo aislarse
de la avasallante realidad. Las llamas superaron los límites de la casa de
muñecas y comenzaron a tomar las cortinas. ¿Por qué la niña que había amado
tanto jugar allí no hacía nada para remediarlo? Los daños materiales ya eran
irreversibles y el fuego, difícil de controlar. Cuando las llamas tocaron sus
pies la niña decidió actuar, apenas si pudo salir de su habitación y avisar a
sus padres. Escaparon de la casa que fue casi totalmente destruida por el fuego
que se expandió rápidamente por las habitaciones y demás espacios de la
construcción.
Un sueño termino convirtiéndose en
pesadilla, lo difícil es a veces actuar en el momento oportuno y mirar en
retrospectiva tratando de detectar exactamente cuál fue el acto que desencadenó
el triste final. Ignorar nuestros problemas no hace que desaparezcan al igual
que ignorar el fuego no hace que éste se extinga. Ignorar es un cobarde acto de
conformismo y de soberbia, ignorar provoca daños irreparables que podrían
haberse evitado con un poco de saliva.
Tomar conciencia de esto y accionar sobre la realidad para resolver o cambiar es solo el principio y eso no asegura que logremos nuestro objetivo, solo estaremos seguros de haber hecho lo correcto.
Tomar conciencia de esto y accionar sobre la realidad para resolver o cambiar es solo el principio y eso no asegura que logremos nuestro objetivo, solo estaremos seguros de haber hecho lo correcto.
Tener el valor de hacerse cargo de
las decisiones equivocadas y tener la valentía de avanzar y accionar en la
realidad que queremos cambiar es un valor que determina de qué estamos
hechos.
Ariel A. Adera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Por favor, eviten realizar comentarios con lenguaje soez y discriminativos.
Los comentarios Anónimos en general son despreciados y considerados de menor nivel que el de los registrados. Lamentablemente tuvimos que implementar la verificación de palabras debido a la cantidad de spam recibida en forma de comentarios.