El extravagante Dr. había investigado en secreto y por mucho tiempo la aplicación de electricidad en el cuerpo humano para restablecer las funciones cardíacas. Finalmente comprobaba su teoría reviviendo un cuerpo sin vida aparente.
Corría el año 1952, el Dr. Paul M. Zoll acababa de inventar el desfibrilador, artefacto que más tarde salvaría su propia vida.
Elmer B. Bebilacua